Durante un periodo muy largo los derechos de las mujeres fueron objetos en gramáticas regidas por las relaciones de poder, gramáticas en las que el género se ha confundido en la falsa sinonimia con la palabra mujer. La palabra mujer compone al léxico, sin embargo, es un concepto que fue usado para estereotipar a las mujeres. Utilizar la palabra mujer como sinónimo de género y género como sexo desconoce los esfuerzos que se han realizado desde la academia, el activismo y la izquierda, por ejemplo; en pro de la igualdad, la no discriminación y el ejercicio de los derechos de las mujeres. Estas gramáticas contienen y han escrito el Derecho, son las que escriben los discursos de la jerarquía católica, con las que se ha escrito/inscrito en la memoria de mexicanas y mexicanos, mujeres a través de un sin número de imágenes en medios de información, de documentación, de propuestas culturales. Sin embargo, estamos en el momento histórico justo para reivindicar al lenguaje; para retomarlo. Y que la gramática deje de limitarlo absurda, absoluta e incuestionablemente. El lenguaje es algo más que un artilugio preformado que funciona, se dice repercute en la creación de estructuras de pensamiento. La creación de una nueva gramática, dado que la actual es injusta, es un acto urgente para las personas que luchamos por la defensa de la igualdad, la no discriminación y los derechos fundamentales. El uso de lenguaje incluyente empieza, quizá; en el uso corriente de enunciados en los que los derechos fundamentales se hagan presentes, redundando, se enuncien con la acción performativa de las palabras. Es urgente que el derecho contenga la armonización legislativa que en la práctica no existe y en los discursos tanto citan; que observe la interculturalidad en más de un enunciado constitucional, que lo filtre la perspectiva de género.
Que la Themis, parafraseando a una jurista, se quite la venda de los ojos para que aplique la justicia justa.
La ética en el derecho, según la doctrina jurídica, es una ética viva. Sin embargo, el Estado laico debe dejar de vulnerarse por intereses de grupos antiderechos. Si bien hay quienes se resisten a un cambio en cuanto a la gramática por el uso incluyente del lenguaje qué podríamos esperar si son quienes ven en las definiciones arcaicas de la RAE la "única realidad posible", ¿Qué dirá Arendt, Haraway, Wittgenstein, Austin, Foucault, Juárez, Butler, Nigromante, entre más pensadores y pensadoras, por estos atropellos?
El lenguaje Es en constante cambio...
¿Será la historia quien les juzgue? Las sociedades, entre ellas la mexicana; se pronuncian en lo particular, en el día a día por la inclusión, por la urgencia de aumentar el léxico y cambiar paradigmas de opresión. Hay que dejar de darle tiempo al tiempo, hay que pasar a la acción del lenguaje como herramienta para exigir nuestros derechos. Estamos luchando desde el lenguaje.
Marzo 2012.
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