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Con el tiempo suceden cosas

 ¿Será? ¿Será que en el tiempo suceden cosas? Podremos pensar que somos eso: una línea en una enorme espiral como las capas de los árboles milenarios. Tal vez que somos una fisura en el tiempo, o que caímos en un tiempo distinto, quizá también decir que estamos saliendo de ese tiempo, mostrar la indisposición de pretender/permanecer ahí; de solo dejarse llevar por él, por las líneas sin marcar cuyo curso parece ya estar definido.


Tener un cuerpo digital. Un cuerpo que trascienda, sin terminar. Un cuerpo para compartir. Aquel donde los recuerdos sin mezclarse se entiendan, se comprendan, se acepten. Donde la conciencia permita decir responsablemente o sea innecesario cuidar las palabras, autoeditarse, controlar el cuerpo. Que las neurosis, las psicosis y las deficiencias mentales que nos han regalado se las lleven.


Que en mi brazo más que un tatuaje de circuitos estén los circuitos para tener la agilidad de  imaginar caminos aun sin recorrer, cabañas habitables en París, en Berlín, en Oslo; y formas más rápidas de llegar ahí. Que los ligamentos en mis piernas sostengan mi cuerpo durante horas y horas de andar.  Que mis dedos escriban a la velocidad en que pienso las cosas sin usar otro aparato, tan solo; quizá, para editar.


Que desde mis dedos escriba.


Que se lleven a la verga sus comas, sus puntos, sus signos de admiración; que el lenguaje se entienda. Que no tenga que dar una costilla más en nombre de la Creación. Que mi nombre sea Nancy y mi cuerpo cambie. Pero mientras… mientras todo parece irse a la mierda. Comprar un libro nuevo en una librería cara será el equivalente de –mínimo- 29 horas de trabajo. ¿Y si el libro es una mierda? ¿Y si te chingaste porque es el único que puedes comprar en el mes? ¿Y si los subsidios no alcanzan? ¿Y si las leyes promulgadas a favor de la lectura resultan una mierda peor que sólo beneficia a los libreros? Sí, esos que venden libros y nunca han promovido la lectura, la creación de cultura, el pensamiento crítico. ¿Y si nos juntamos a llorar de que nos serviría? ¿Y si la resistencia empezó desde antes de mi nacimiento y ha venido dándose y han venido dándole palo ¿Y si es hora de amacizar el cuerpo, de tomar eso a lo que le dicen cuernos del toro… aunque ni veamos al toro ni cojamos sus cuernos?


“Nos la metieron doblada, dormidos y sin lubricante” dice un amigo; otro aumenta: sin condón para sentir rico. Pero no es una venuda, cabezona, juguetona; no se siente rico. Nos la metieron por atrás mientras veíamos hacia el frente. ¿Cuál frente? ¿El de batalla, el de la manifestación, el del repudio al capital y a las pendejadas snob que de él se interpretan? ¿Qué va a pasar señora pequeña burguesa? ¿Si los hijos son de los ricos por qué hay tanto pobre pariendo? Tanto pobre parido, tanta tristeza en la calle. Tantas sirenas en el aire, tanta sangre lavada. Tanto refugiado en las drogas. Tanto intento por declarar al mundo como un Nuevo Panguea, tantas mentiras interpretadas a cientos de idiomas en una sola sesión. Tantas ganas de agarrar al mismo tipo y darle un par de golpes en la cara, mejilladas creo que le llaman. ¿Por qué escribo esto desde dónde estoy? ¿Desde dónde estaba? ¿Desde el mismo hurto? ¿Por qué el panóptico no funciona? ¿Por qué dejar las pastas, las mezclas y los cocteles? ¿Para qué?


Decir uso usado… dormir. Soñar cosas que no están. Ni hablar de las cifras enterradas para que otro lave su alma con funcionarios como él en otros países. ¿Cuántos fueron las víctimas de una mala interpretación de Nietzsche? ¿De una escritura de él a modo?


Lágrimas colectivas dibujadas en la memoria del futuro pasado presente.


Arrojada en un tiempo que no es mi tiempo y, sin embargo, es hora de cambiarlo, sincronizarlo. Sucederlo.


-N




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