Nada hay por escribir, las palabras mienten cuando mal usadas y los enunciados deliran por hipocresías baratas. Dar tiempo al tiempo decepciona al bucle, nos regresa a él y caemos lento en un infierno incontrolable de un país sucio y secreto. Tomar aviones de nada sirve, ningún lugar nos libra ya de esta escoria. Mujeres sacando chamacos en patios de hospitales, maestros gritando por la educación, empresarios defendiendo su dinero. Gente llorando con las manipulaciones y miles de familias desplazadas, asesinadas por alud, aunque eso sí: que bonitas fiestas patrias las de este año. Uno que llegó pronto y se fue mucho más.
El olor a birria envuelve la ciudad y esconde el hedor de alcohol, las calles cerradas a víctimas en los bares de noche y diarios regionales anuncian: la baja en homicidios, la nueva civilidad, las notas escritas entre risas, pero sobre todo el gran despliegue de la cultura para que esta deje de irse por el caño cuando cada festival es otro momento de embriagar, cerrar los ojos y moverse al frente en un continuar imaginando historias.
No solo están tirando cada esquina, también están moviendo trabajadores, abandonados sin puestos buscan otro refugio; tal vez el bordo, tal vez algún partido en la televisión; claro si alcanzaron a cambiar o comprar su cajita digital. El apagón está en todas partes, sobre todo en los ingresos diarios. Nadie quiere sacrificarse mas por todas partes existen estigmas. Pocas personas pensamos mal y quienes lo hacemos tenemos drones en nuestros techos, frente a nuestras casas, mientras comemos. La seguridad es otro intento de protegernos de la mentira. ¿Qué pasó con las 5 muertes en el chips el viernes?
Esta por terminar el año y con él todas las mamadas que trajo. Llueve sobre mojado y no se moja donde se debe mojar. Las heridas siguen abiertas tanto que la posibilidad de cerrarlas un ratito nubla la mente. Nada por escribir.
Octubre 2013
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