Escribir es muchas cosas: trazar líneas ficcionadas, plantear líneas de fuga a través de la escritura performativa, conducir el tiempo en el espacio y el espacio en el tiempo; escribir es una forma de usar el lenguaje, es contribuir a la memoria colectiva, decir cosas que consten… Es también un amplio proceso de asimilación de conocimiento. Se dice fácil, sin embargo, en un país con 52 millones de personas con rezago educativo y 4.7 millones de analfabetas es injusto para quien escribe escribir. Todas las personas deberíamos reclamar nuestro derecho a escribir. El Estado debe fomentar la escritura. Es cierto que quienes escriben ponen en lista de espera sus futuras publicaciones, les envían a ser muchas cosas. Mas escribir es también hacer cartas, es poner un nombre en la hoja de registro de eventos que lo requieran, es llenar solicitudes para acceder a un salario distinto aun cuando, en México, 1 de cada 3 empleos es formal. Escribir entonces es muchas cosas, incluida el pretexto para ser en otro espaciotiempo. Cuando escribo puedo sentir como se construye, recuerdo entonces al que asistía a la concepción de su pensamiento; le envidio. Sin embargo, de qué se pretende escribir si no se ha leído. Algunos años atrás conocí a un hombre que, según él, había dado posada a cierto secretario de economía; me dijo: "[…] leer es un lujo muy caro". Después vino la ley del libro. Hace menos de un año tras la polémica desatada por un suceso en la FIL, más del 51 % de las personas que vivimos en México, escuchó durante el noticiero matutino que leer estaba overrated, mientras el conductor exponía su falta de léxico al describir al protagonista de esta polémica; este mismo conductor ahora promueve una película sobre la educación en México cuasi a favor de la educación privada, ¿ignora el Movimiento Estudiantil Chileno? ¿A los estudiantes del 68?.
Si leer está overrated pensar sería imposible. A quién se le ocurrió esto?. Es cierto que el acceso a libros de buena o media calidad es limitado incluso en las bibliotecas coordinadas por la sep.; las librerías por su parte aparecen con diseños agradables para pasar un rato; en el Distrito Federal, por ejemplo, con una población de 8,851,080 y unas mil librerías?; existe el flujo constante de clientes mas otras ciudades carecen de estos flujos; incluso en algunas, las actividades de las librerías son monopolizadas por pioneros de la cultura; viendo en la necesidad de conocimiento y la falta de acceso a él, una fuente segura de ingresos con poca inversión. Y ni que decir de las ferias que recorren el país buscando ofertar ‘un precio justo’ y/o con descuentos maquillados por los libros. Las grandes editoriales que presentan los temas de actualidad o el conocimiento más nuevo lo hacen también difícil con precios poco accesibles y es difícil para ellas. Las editoriales independientes cuyo compromiso con la sociedad en ocasiones se traduce en un compromiso con amigos, tienen presupuestos limitados para hacer extensos tirajes de obras básicas; como en su tiempo la Colección Popular del Fondo de Cultura Económica lo hizo. Las personas tienen necesidad lectora, sin embargo, la limitada accesibilidad y muchos prejuicios culturales, la pobreza y la falta oportunidades les dejan y les llevan a creer que la lectura es para quienes tienen dinero y tiempo para costear este hábito ‘tan caro’. Las nuevas tecnologías, entre ipads, iphones, blackberries, teléfonos con tecnología Android y más, permiten a quienes las usan portar con cientos de libros legibles en su formato electrónico. Leer y escribir en estos tiempos es tan importante como comer, tanto que los libros deberían ser parte de la canasta básica; por esto escribir y leer nunca estará overrated.
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